miércoles, 21 de septiembre de 2011

Tiempo, imagen y retórica





Analizar una imagen visual implica formular y justificar una hipótesis acerca de cuál es el proceso concreto de recuperación de la memoria visual que pone en funcionamiento un determinado sujeto, perteneciente a una determinada comunidad en un determinado momento histórico, para proyectarla sobre la imagen material visual que está percibiendo y de este modo, lograr reconocerla.





El tiempo en la imagen se detiene en el instante, es tiempo fijado (“lo muerto apresa lo vivo como tanatografía” ), sin embargo hay imágenes que exhiben multiplicidad de tiempos como esta foto de ROBERT DOISNEAU (París, 1912-1994) denominada Nosotros (1950). El tiempo como tópico(1): "tempus fugit". Se trata de una escena de la vida cotidiana, fotografiada en blanco y negro: una pareja de cierta edad, al fondo, mantiene la atención en un aparato de radio (él) y en la prensa (ella), mientras la mano del hombre reposa con suavidad cerca del brazo de la mujer. Todo ello se observa en último término, reproducido a través de un espejo situado sobre una repisa en la que hay objetos con marcada información familiar.Desde el punto de vista morfológico, la complejidad de la fotografía estriba en sus cruces lineales, con marcadas tendencias a establecer diagonales imaginarias que conectan aspectos denotativos para generar propuestas connotativas. La supuesta profundidad de campo, que perceptivamente funciona como tal, es la imagen en el espejo (plana). Si, tal como veremos, una de las líneas de fuga liga el reloj y se prolonga hasta el rostro del hombre; otra, se cruza con esta para ir desde el retrato sobre la repisa a la pareja al fondo. A su vez, ambas divisiones marcan un desequilibrio entre una zona más oscura y otra más luminosa, porque sus dominantes cromáticos se sitúan en ambos lados de la escala. Esta oposición se ve reflejada en el vestuario de los personajes, invertido en la foto del retrato sobre la repisa (intercambio del blanco y el negro). Los anteojos y la llave, en primer término, rubrican la disonancia.Desde la perspectiva de introducción de elementos en cuya composición la circularidad es una constante, hay una presencia reiterativa de objetos: reloj frontal y posterior, platos, anteojos, cubilete, si bien el valor predominante no es el circular porque hay un marcado componente rectilíneo que señala con evidencia la presencia esencial del espejo al dejar sus límites en el interior del encuadre y, al mismo tiempo, situarse en un plano inclinado con respecto a la perspectiva de la cámara (observador). Esta linealidad se reitera por el primer término del retrato de la pareja, las aristas de los muebles, las líneas del balcón o ventana, la base del reloj, la mesa, etc. Sin embargo, tiene especial interés el cruce permanente entre elementos verticales y horizontales que, aunque se enmarquen en el plano inclinado, cruzan en ángulos de 90º.No hay un centro de la imagen, sino más bien una serie de descentramientos con focos diversos de atención, pese a lo cual, el reloj del primer término y su imagen posterior reproducida por el espejo generan una línea de fuga que remite al rostro del personaje masculino, trazando así una diagonal que cruza el espacio creando una sensación de perspectiva (allá donde no la hay, por la naturaleza plana de la imagen reflejada) que se refrenda gracias al resto de líneas imaginarias prolongables y confluyentes: lateral del espejo y del balcón, arista del mueble.Aunque el espacio es único -la repisa de la chimenea sobre la que se sitúa el espejo-, hemos de distinguir dos focos de atención principales, ambos con una importancia máxima: la repisa, en primer término, con los objetos que hay sobre ella, y la pareja al fondo (reflejada en el espejo); el espacio intermedio vendría dado por la superficie del espejo, su enmarcado.Hay diversos planos en la imagen, pero cabe destacar los de detalle en primer término: reloj, objetos, fotografía. Sintomáticamente, la fotografía nos muestra un matrimonio en plano de conjunto, presumiblemente tras la ceremonia de su enlace. El interés radica en la articulación entre esta escala y la global (un plano amplio inserto en otro de detalle). La pareja, al fondo, se puede observar en tres cuartos (ambos están sentados) con suficiente aire para que los reconozcamos en una escala más asimilable al plano general. Ninguno de estos elementos ocupa el centro de la imagen.El predominio corresponde a las superficies rectilíneas, a excepción del reloj y los detalles barrocos de la carpintería del mobiliario. A pesar de la presencia de elementos simétricos, el descentrado generalizado dota a la imagen de una sensación de indeterminación, de superposición de capas. La línea de fuga formada por el reloj y hasta el rostro del individuo, entra en contradicción con otra línea diagonal que podemos establecer –connotativamente- entre la fotografía enmarcada de la repisa y la pareja al fondo. La inclinación leve, posibilita esta segunda fuga porque está más en la perspectiva del ojo del receptor.No hay focos de luz natural que puedan identificarse en los espacios de la imagen, ni tampoco artificiales (lámparas); sin embargo, el ambiente creado, que es unitario, puede pretender reflejar la situación de luz natural procedente de una ventana no identificada (la del fondo no provee luz alguna). Teniendo en cuenta la hora que marca el reloj –si hemos de darle valor de verdad-, estimamos que se ha procedido a iluminar de forma difusa, bien mediante luz artificial, bien mediante luz natural rebotada.La simple enumeración de los elementos morfológicos, vemos que apunta ya una serie de direcciones posibles de lectura que, al incorporar los compositivos, se acrecienta, ya que la fotografía se reviste de un cierto nivel metafórico que es extrapolable a la concepción sobre la vida y la indefensión ante el paso del tiempo. A partir de lo cotidiano, se da una superación del mismo y una remisión a los condicionantes de la naturaleza humana, común para todos.La tensión está vinculada con la dualidad espacial: repisa vs espejo. Sobre esta base, diversos elementos confluyen para abundar en cruces que provocan quiebras sensoriales; el negro y el blanco, cada uno de las cuales responde a una zona y una línea imaginaria de fuga. Los anteojos gafas y la llave (objeto de la mujer y objeto del hombre) aparecen en un triánguloinvertido sobre el anterior.. En consecuencia, el ritmo visual viene determinado por la superposición de capas y la reiteración de motivos que nos hablan del tiempo.Es decir, se produce un recorrido múltiple, no simultáneo, que va ampliando la conciencia de símismo y, en esa medida, actualizando la comprensión de la fotografía.Los personajes se encuentran en una situación que obedece a su cotidianidad. Por otro lado, hay un fuerte trabajo de composición de elementos y del propio encuadre, por lo que estimamos que, una vez preparada la puesta en escena, los personajes han posado en una actitud habitual para ellos, manteniendo su posición.Respecto al espacio de la representación, uno de los elementos esenciales que motivan este texto, la imagen nos muestra un “en campo” que es la repisa y el espejo. A través del espejo, accedemos a un suplemento de información que se traduce en una impresión de profundidad de campo, pero, en realidad, la imagen reflejada está ahí mismo, ante la cámara. Por lo tanto, la imagen en sí, en su conjunto, sólo nos habla de un fuera de campo que es el contexto cotidiano de los personajes, no conocido por el espectador ni necesario para su información. Pero esta sería una limitada visión de la complejidad que manifiesta la composición, porque si el campo es la repisa –y esta es una concepción mucho más efectiva-, hay un dispositivo en la puesta en escena, que es el espejo, a través del cual se produce el descubrimiento de un espacio contiguo, sin reflejo de mirada.Desde esta perspectiva, obtenemos un plus de sentido que proviene del propio significante: el “en campo” muestra un reloj y la fotografía de una pareja el día de su boda (presumiblemente la misma que vemos al fondo), con lo cual la imagen incorpora una elipsis nocional que afecta al espacio-tiempo al proporcionarnos la visión de diversas temporalidades en un mismo espacio. Y no es que se estén compartiendo acontecimientos de distintos ejes temporales, sino que, al hacerlos presentes, se está proporcionando al espectador un elemento informativo capaz de promover connotaciones múltiples: reflexión sobre el paso del tiempo, degradación física por el transcurso de los años, mantenimiento de la ternura, etc.Estamos ante un espacio de máxima concreción pero abierto, pese a tratarse de un interior, porque los márgenes no limitan sus posibilidades, si bien lo abigarrado del mueble lateral confiere a esa zona un límite más marcado. Nos encontramos con el lugar de la pareja, en tanto que su habitación de vida cotidiana, es el espacio de su intimidad.Ya hemos visto cómo la imagen debe haber sido preparada, pero, no obstante, la concepción de captación de una instantánea puede darse por buena, ya que la actitud de personajes y entorno responde a una situación habitual e íntima. La incorporación de elementos icónicos que refieren el tiempo de manera reiterativa y obvia, genera una isotopía que supera el anclaje del momento de la pareja para apuntar hacia un recorrido. No se trata de que la situación se salga del tiempo, sea atemporal, sino de que en ella vea reflejado el pasado y un recorrido que ha llevado hasta el presente: como esencia de ese presente, la “suspensión” adquiere el matiz de atemporalidad.El tiempo es el factor esencial en la imagen. Son muchos los elementos que apuntan a su presencia:Un “hoy”, que es la situación íntima que se muestra, a la que acompañan signos :• El calendario colgado en la pared• El reloj de péndulo, también colgado en la pared.Un “ayer”, que es el recuerdo en la repisa: la fotografía de la boda.Un “mientras tanto”, que es el recuerdo del tiempo transcurrido: • la fotografía de los niños sobre la radio,• la postal recibida, apoyada contra el reloj de cuerda de la repisa• El reloj de la repisa, antiguo y al tiempo marcando la hora, puente entre todos los recuerdos y el presente, que parece prolongarse en el aparador.La isotopía(2) del “paso del tiempo” se constituye a partir de diferentes semas acerca del pasado versus el presente, lo atemporal (la pareja) versus lo temporal para configurar una concepción de la vejez. El tiempo huye sin embargo los recuerdos permanecen y se transforman en visibles a través del dispositivo fotográfico.















NOTAS





1- El procedimiento de tematización explicita los tópicos, temas, que el discurso desarrolla





2- La isotopía según A. Greimas se configuran a través de semas (unidades elementales de significación) que dan coherencia al discurso. La representación de la estructura de significación pone en evidencia la sintaxis en un esquema lógico de cuatro posiciones ( representadas por las diagonales del cuadro) y dos implicaciones ( representada por las lineas verticales )- en el primer caso los elementos relacionados no pueden coexistir y en el segundo es posible.( tal como aparece en el cuadro )

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